-Me voy.

-¿Por qué?, creí...creí que estabamos bien que lo pasabamos bien juntos...

-Y así es, por eso me voy.

-Es lo más estúpido que he oido en toda mi vida.

-¿A si?, ¿estás segura?, pues puede que sea lo más tonto que yo haya hecho en mi vida.

-Pues deja de ser tan tonto y estúpido, aún estás a tiempo.

-No, no lo hago por miedo a quererte, bueno, a quererte aún más.

-¿A no? ¿y entonces, por qué me haces esto, ahora que se suponía que todo nos iba tan bien?

-Porque cada vez que te miro se me paraliza la repsiración, me quedo sin aliento y me resulta casi imposible dejar de sonreirte porque tú, oh dios, tú haces que todo lo que me rodea tome un color diferente, haces que cada cosa por minúscula que sea sea maravillosa y fantástica y que nada ni nadie pueda romper eso.

-Y...¿Por eso te vas?

-¿No lo entiendes? Me voy porque tengo miedo de dejar de sentir lo que siento.

-Es una tonteria...

-No lo entiendes.

-¿Qué?, oye mira, sí, si te entiendo y sí, sé que tienes miedo, tienes miedo a dejar de sentirte feliz las 24 horas del día aunque hayas metido la pata 100 veces y no puedas arreglarlo, sé que tienes miedo de dejar de sentir ese cosquilleo en el estómago cuando me ves y sobre todo sé que tienes miedo a que cuando te gires no vuelvas a saber nada de mi, porque sabes que entonces eso significará que no te abrazé a tiempo, que no te besé, que no lo intenté y sí, sé que todo lo que hemos compartido ha sido fantástico y que puede que esto no llegue a nada. Pero a pesar de todo, no voy a dejarlo aquí, date la vuelta si es lo que quieres, pero yo te detendré tantas veces como me sea posible, vate del país, pero te juro que puedo recorrerme el mundo si es para encontrarte y si es para estar con la persona a la que más he querido en toda mi vida. Lo siento pero, antes de irte...tendrás que besarme.